Es una
zona que le dio dolores de cabeza a las autoridades y vecinos por el desorden y
el alboroto que provocaba en la época de la Colonia, esa fue la calle Brava,
hoy conocida como Valle grande.
"En
su época sonó muy fuerte porque era una zona donde reinaban los tragos. Tengo
conocimiento que la fama de brava se la dieron los borrachitos que
armaban unas trifulcas de aquellas", comenta el general Lucio Áñez,
conocedor de la historia de Santa Cruz.
Según
refleja Reymi Ferreira en su libro "Estampas cruceñas", desde la
época de la colonia se establecieron allí los viajeros, arrieros y comerciantes
que transitaban desde Santa Cruz a los valles y a otros departamentos occidentales
del país.
Una zona roja. Producto de esa influencia, el área se fue llenando de tambos, chicherías, chicharronerías y casas comerciales. En ese ambiente, delincuentes, ladrones y sinvergüenzas circulaban a sus anchas como peces en el agua o loros en maizal.
Una zona roja. Producto de esa influencia, el área se fue llenando de tambos, chicherías, chicharronerías y casas comerciales. En ese ambiente, delincuentes, ladrones y sinvergüenzas circulaban a sus anchas como peces en el agua o loros en maizal.
Las
continuas peleas, borracheras y escándalos que producía el consumo de alcohol
llevaron a que sea conocida como el principal centro de desorden en la ciudad,
poniendo en vigilia permanente a las autoridades.
Fernando Sanabria, en su libro "Tradiciones, leyendas y casos de Santa Cruz de la Sierra", relata que tal era el grado de peligrosidad en esta zona que la policía sólo se animaba a patrullar en grupos de efectivos, ya que de lo contrario debía hacerse de la vista gorda o desaparecer del lugar.
Incontrolable. Según Sanabria, si algún sereno pretendía imponer el orden, los contendientes abandonaban por un momento la gresca y mostraban al guardia "lo publico de la calle y lo quebradizo del orden".
Fernando Sanabria, en su libro "Tradiciones, leyendas y casos de Santa Cruz de la Sierra", relata que tal era el grado de peligrosidad en esta zona que la policía sólo se animaba a patrullar en grupos de efectivos, ya que de lo contrario debía hacerse de la vista gorda o desaparecer del lugar.
Incontrolable. Según Sanabria, si algún sereno pretendía imponer el orden, los contendientes abandonaban por un momento la gresca y mostraban al guardia "lo publico de la calle y lo quebradizo del orden".
En muchos
casos, cuando algún oficial con gente armada llevaba a los bochincheros a
dormir la siesta por el consumo de alcohol, "más tardaba en cargar con
estos que los otros en armar una nueva batalla".
En
aquella época llegó un señor con nombramiento de "Comisario de la Policía
de Seguridad", que apenas se enteró de lo que pasaba en
la dichosa calle, habría comentado: "Esas son pavadas. Lo que pasa es que
los tipos de la tal calle no han encontrado aun la horma de sus zapatos... Ya
se las verán conmigo... Me basto yo solo para ponerlos en vereda".
El porqué del nombre. Según Sanabria llegada la noche, el recién estrenado comisario metió el revólver en la revolvera, introdujo un laque a su cinturón y salió de la comisaría con rumbo a la calle de la siniestra fama.
El porqué del nombre. Según Sanabria llegada la noche, el recién estrenado comisario metió el revólver en la revolvera, introdujo un laque a su cinturón y salió de la comisaría con rumbo a la calle de la siniestra fama.
Al día
siguiente sus colegas de la guardia fueron a buscarle para saber del resultado
de su aventura y lo encontraron poniéndose fomentos y salmueras sobre la frente
y las sienes. Tenía la cara hecha un mapamundi de magulladuras, moretones,
chichones, peladuras y araños. El hombre no esperó a que le pregunten
nada. Apretando parches y arrimando fomentos, murmuró por lo bajo: ¡No hay qué
hacerle che!… la calle es brava, brava…. Así quedó entonces bautizada la vía
como “La calle Brava”.
Santa
Cruz de antaño
La calle
Brava era el centro del alboroto
Durante décadas, la hoy llamada calle
Vallegrande marcó el límite de Santa Cruz, pero también concentró el desorden y
las peleas
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