domingo, 20 de mayo de 2012

La calle Brava”.


Es una zona que le dio dolores de cabeza a las autoridades y vecinos por el desorden y el alboroto que provocaba en la época de la Colonia, esa fue la calle Brava, hoy conocida como Valle grande. 
"En su época sonó muy fuerte porque era una zona donde reinaban los tragos. Tengo conocimiento que la fama de brava se la dieron los borrachitos que armaban  unas trifulcas de aquellas", comenta el general Lucio Áñez, conocedor de la historia de Santa Cruz.
Según refleja Reymi Ferreira en su libro "Estampas cruceñas", desde la época de la colonia se establecieron allí los viajeros, arrieros y comerciantes que transitaban desde Santa Cruz a los valles y a otros departamentos occidentales del país.

Una zona roja. 
Producto de esa influencia, el área se fue llenando de tambos, chicherías, chicharronerías y casas comerciales. En ese ambiente, delincuentes, ladrones y sinvergüenzas circulaban a sus anchas como peces en el agua o loros en maizal.
Las continuas peleas, borracheras y escándalos que producía el consumo de alcohol llevaron a que sea conocida como el principal centro de desorden en la ciudad, poniendo en vigilia permanente a las autoridades.
Fernando Sanabria, en su libro "Tradiciones, leyendas y casos de Santa Cruz de la Sierra", relata que tal era el grado de peligrosidad en esta zona que la policía sólo se animaba a patrullar en grupos de efectivos, ya que de lo contrario debía hacerse de la vista gorda o desaparecer del lugar. 

Incontrolable.
Según Sanabria, si algún sereno pretendía imponer el orden, los contendientes abandonaban por un momento la gresca y mostraban al guardia "lo publico de la calle y lo quebradizo del orden".
En muchos casos, cuando algún oficial con gente armada llevaba a los bochincheros a dormir la siesta por el consumo de alcohol, "más tardaba en cargar con estos que los otros en armar una nueva batalla".
En aquella época llegó un señor con nombramiento de "Comisario de la Policía de Seguridad",  que  apenas  se enteró de lo que pasaba en la dichosa calle, habría comentado: "Esas son pavadas. Lo que pasa es que los tipos de la tal calle no han encontrado aun la horma de sus zapatos... Ya se las verán conmigo...  Me basto yo solo para ponerlos en vereda".

El porqué del nombre. Según Sanabria llegada la noche, el recién estrenado comisario metió el revólver en la revolvera, introdujo un laque a su cinturón y salió de la comisaría con rumbo a la calle de la siniestra fama.
Al día siguiente sus colegas de la guardia fueron a buscarle para saber del resultado de su aventura y lo encontraron poniéndose fomentos y salmueras sobre la frente y las sienes. Tenía la cara hecha un mapamundi de magulladuras, moretones, chichones, peladuras y araños.  El hombre no esperó a que le pregunten nada. Apretando parches y arrimando fomentos, murmuró por lo bajo: ¡No hay qué hacerle che!… la calle es brava, brava…. Así quedó entonces bautizada la vía como “La calle Brava”.

Santa Cruz de antaño
La calle Brava era el centro del alboroto
Durante décadas, la hoy llamada calle Vallegrande marcó el límite de Santa Cruz, pero también concentró el desorden y las peleas





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